Entre 1619 e 1628 numerosas mulleres de Cangas foron xulgadas pola Inquisición por suposta bruxería. Foron en realidade vítimas que acabaron confesando atrocidades á forza de espantosos tormentos. Este foi o caso da máis famosa das supostas meigas de Cangas, María Soliña.
La Flota de Indias transportaba, desde de La Habana rumbo a Cádiz, el más valioso cargamento que jamás había cruzado el Atlántico. Pero una poderosa escudería anglo-holandesa estaba a la esperaba en el Cabo San Vicente. El convoy puso rumbo a la ría de Vigo y buscó refugio en la Ensenada de San Simón. Entonces, comenzó la gran batalla.
Durante la ocupación romana de Galicia, el Morrazo pertenecía al convento Bracarense. La población de estas tierras vivía en poblados llamados castros que eran murallas circulares o elípticas hechas de piedras y tierra en lugares altos, dentro había casas y constituyen los poblados de la época prerromana y romana. En Cangas destacan los castros de O Castelo en Darbo, Liboreiro en Coiro y O Facho en Hío.
En la primera mitad del siglo XV, vecinos de las parroquias de Darbo y Coiro se asientan en el frente marítimo, articulando un incipiente núcleo urbano. Cangas empieza a ser citada como villa a partir del siglo XVI, cuando se construye la iglesia y otros edificios como el Hospital, y la villa configura ya como cabeza de Jurisdicción del Morrazo.
Las hermandades encargadas de velar por la seguridad y la paz, aplicando justicia sobre asesinos y bandoleros, acabaron rebelándose contra la opresión feudal. Cangas también tuvo su propia hermandad y la saña de los sublevados cangueses recayó sobre el símbolo señorial representado por la fortaleza de Darbo.
En 1617, los habitantes de la ría de Vigo veían cómo once navíos corsarios turco-berberiscos fondeaban en las islas Cíes. Sus propósitos practicar la rapiña y el pillaje. La milicia no disponía ni de artillería ni de hombres con los que hacer frente al ataque de los invasores. La villa ardía, los cadáveres sembraban las calles y los rehenes hacia el cautiverio en Arxel.
La caza industrial de la ballena comienza en la segunda mitad del siglo XIX, hasta ese momento la caza había sido artesanal y no estaba exenta de riesgos. Los nuevos adelantos y embarcaciones y la revalorización del aceite de ballena, debido a su empleo en cosmética y alimentación, dan un nuevo impulso a esta actividad. La factoría de Cangas permanecería activa treinta años.
La iniciativa "Redescubriendo los paisajes de Berobreo" surge en el año 2017 cuando la Concejalía de Desarrollo Local tiene conocimiento de este proyecto de puesta en valor del patrimonio cultural y natural del entorno del Monte del Facho.
